Los trastornos
alimenticios se conocen como alteraciones en la conducta alimentaria caracterizadas
por pensamientos y acciones de controlar el propio cuerpo y peso corporal.
Entre estos se encuentra la Bulimia, la cual consiste en un patrón alimenticio
compuesto por momentos de ingesta de alimentos seguidos por actos con el fin de
eliminar las calorías consumidas.
Existen múltiples
causas asociadas a la Bulimia como biológicas, psicológicas, sociales y
culturales. De igual manera, surgen consecuencias relacionadas con los
desencadenantes nombrados anteriormente. En este artículo el enfoque será en
los efectos emocionales de esta enfermedad.
Las consecuencias
emocionales pueden ser dificultad para expresar, manejar e identificar
emociones en la propia persona y en otras personas, baja autoestima, necesidad
de reconocimiento, aprobación constante, ansiedad y poco control de impulsos.
La Bulimia se
caracteriza por alteración del aspecto corporal, problemas en la percepción e
interpretación cognitiva de sí mismo y sensación de descontrol en diferentes
esferas de la vida de la persona que la padece como el personal, social y corporal.
Debido a la conexión entre cognición y emociones, se desencadenan múltiples
consecuencias emocionales como actitudes negativas y de insatisfacción hacía el
propio cuerpo.
Es importante revisar
los pensamientos irracionales acerca de uno mismo para poder hacerlos
conscientes y es fundamental buscar ayuda profesional para combatir a esta enfermedad.
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