La
autoestima, depende básicamente de varios factores, uno es la personalidad que se
moldea a partir de como el niño percibe
su entorno y responde a él; aquí la
genética juega un papel fundamental, pero el entorno potencializa o disipa esta
tendencia genética.
El otro factor es la relación que se construye
con los seres que rodean al niño, desde el mismo minuto en que se inicia la vida. El otro factor es lo que cree el niño de sí
mismo.
Nuestros
dos progenitores aportan mediante sus cromosomas la información genética que
será la hoja de ruta por medio de la cual se formara nuestro cuerpo y todos los
procesos biológicos acompañantes. Esta carga biológica no es independiente del
entorno donde se desarrollara, el medio juega
otro papel relevante en la formación de ese ser humano, así desde el
embarazo ese ser comienza a desarrollarse en un ambiente propicio para su existencia
o en un ambiente adverso.
Entonces nace este ser humano que llega a un
entorno amable con él, con padres dispuestos a protegerlo y a formar vínculos
fuertes, el bebe comienza a percibir gracias
a su instinto que está seguro, que está protegido y así puede potencializar su
desarrollo, crece sintiéndose seguro y
valorado y para cuando llega a la adolescencia es un individuo que puede
enfrentar las dificultades e incertidumbres de esta etapa con las mejores herramientas. Si tiene la fortuna de contar con un ambiente
sano de: amor, aprecio, soporte y comunicación podrá desarrollar mecanismos
adaptativos óptimos y construir una imagen de sí mismo derivada del aprecio y
de sus capacidades, para este ser humano el amor propio será natural.
Pero
digamos que en el camino, desde los 3 años este ser solo escucha de su entorno,
advertencias, para luego a los 7 años recibir castigos y reproches que en la
adolescencia se convierten en peleas, este ser humano comienza la vida en un
entorno hostil donde la interpretación que él hace de la realidad es que no es seguro
vivir y el dolor y la angustia se potencializan, este niño no tiene como
sentirse seguro y acaba por interpretar que el motivo para este entorno es el
rechazo que él genera, porque él no es
merecedor de mas.
Los seres
humanos que se desarrollan en condiciones
adversas, son 75% más propensos a desarrollar trastornos emocionales como los trastornos
alimenticios o depresión severa. Un ser humano que inicia su vida sintiéndose
inadecuado y subvalorado no puede construir una estima propia eficaz, por cuanto
su primer referente estará cargado de crítica y desprecio. Si el niño solo
escucha frustración, angustia y reprimendas de sus padres o lo único certero
para él es la exigencia desmedida, entonces nunca podrá sentirse adecuado y
crecerá con esa sensación de inadecuación profunda, en la adolescencia los cambios que sufrirá a
nivel biológico exacerbados por las hormonas y la incertidumbre emocional
actuaran como un potencializador de una estima baja y una auto imagen
distorsionada y lesionada.
Los seres humanos necesitamos sentirnos seguros,
aceptados, amados, apreciados y protegidos, solo en esas condiciones podemos
florecer. Es por esto que los padres y los vínculos cercanos que son
significativos deben basarse en el aprecio, en la aceptación, en el apoyo, en
la tolerancia y la comprensión, antes de criticar a un ser humano es importante
analizar si esa crítica no es más destructiva que sana, a veces es mejor callar
lo que no nos gusta y exaltar las virtudes que si nos gustan.
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